Las humanidades cumplen un papel fundamental para lograr una formación integral de los estudiantes de la Educación Media Superior (EMS), lo que es un objetivo central de la Nueva Escuela Mexicana (NEM).

Históricamente las humanidades en la Educación Media Superior mexicana han buscado ser herederas de la tradición humanista nacida en Occidente, que considera que el aprendizaje de saberes y habilidades propios de lo humano se vinculan clásicamente y desde la generalidad con la bondad, la virtud, la felicidad y lo justo. Es decir, se concentra en nociones propias de la ética, cuyo campo perteneciente a la Filosofía, ahondan y problematizan. Es importante señalar, en lo puntual, que las áreas y recursos filosóficos son mucho más amplios, siendo que uno de sus intereses primordiales se centra en dotar a los sujetos de las herramientas, de los recursos y habilidades necesarias para el ejercicio ético y crítico incidiendo en la realidad cotidiana.

En dicha tradición se ha buscado transformar a las personas en artífices de sí mismas y, con ello, de lo colectivo. Ella ha desplegado muchas habilidades discursivas y metodologías específicas del Área de Conocimiento, mismas que han favorecido y acompañado cambios históricos al modificar en los seres humanos el sentido de sus experiencias y de sus relaciones colectivas. En consonancia, hasta hace unas décadas, los saberes y habilidades del canon occidental, habrían estado presentes a lo largo de la historia de las humanidades, siendo importante no dejar de subrayar que el cambio de paradigma contemporáneo nos impele abrirnos a otras tradiciones, metodologías y saberes no clásicos.

En lo específico de México, la Educación Media Superior ha recuperado histórica y ampliamente los contenidos de determinadas áreas de la filosofía occidental, incorporadas al currículum como asignaturas de Lógica, Ética e Historia de la filosofía. Así, en el Sistema Educativo Nacional (SEN) la enseñanza de esas asignaturas se reconoce en su relevancia por dos razones principales: 1) hacen posible el desarrollo metacognitivo en relación con otras áreas del conocimiento, y con la experiencia de los estudiantes –mediante técnicas de reflexión y deliberación entre otras pertenecientes a las disciplinas que conforman las humanidades. –; y 2) dotan a los estudiantes de una formación ciudadana – mediante habilidades críticas y de argumentación.